Leí por primera vez “Si esto es un hombre” de Primo Levi en 1987 cuando en España lo editó Muchnik, esa editorial inolvidable y con coraje. Hacía pocos meses que Primo Levi había muerto. Lo leí de un tirón, hasta la madrugada, no lo podía dejar a pesar de tener que trabajar al día siguiente y cuando lo acabé, con las lágrimas saltadas pensé “ojalá haya podido descansar”. Después lo he releído en muchas ocasiones porque ha sido lectura recomendada para mis alumnas/os, primero en COU y después en 1º de Bach, en el tema La Crisis de la Democracia: Fascismo y Nazismo. El Progreso de las Matanzas Civiles: El Genocidio Judío.
Esta lectura se completaba con el visionado de la película "La tregua" de Francesco Rosi, inspirada en los textos de Primo Levi.
Este tema y estos medios pueden ser apropiados para plantearse una serie de cuestiones, que van desde las motivaciones individuales y colectivas del racismo y la xenofobia, la ideología y los individuos como instrumentos de un asesinato de masas, a la toma de conciencia de la necesidad de una actitud crítica y activa contra las actitudes e ideas de desprecio y rechazo de las personas, en función de raza, credo o sexo, que son la base de la intolerancia y el racismo.
Es bien entrada la década de los 80, sobre todo a partir de la conmemoración del 40 aniversario de la liberación de los campos de concentración y más claramente del 50, cuando se ha extendido mayoritariamente la memoria del Holocausto.
El conocimiento de estos hechos, desde el desgarro inicial del descubrimiento, ha sufrido los avatares de la Guerra Fría y de la desmemoria hasta llegar casi al olvido, en España agravado el efecto por la censura franquista.
Hace unas cuantas décadas se revitaliza esta memoria como medio de vacunarse ante la negación y el olvido. Se revitaliza a través de los procesos, las reclamaciones pendientes, las publicaciones de testimonios y el cine. La literatura y el cine han hecho posible convertir el pasado en relato dando lugar a lo que conocemos como memoria, pero ha sido sobre todo el cine, por su capacidad de impactar y su mayor alcance cuantitativo, quien ha fijado en la retina de los espectadores la memoria de los campos, tanto en su vertiente documental como dramatizada, hasta formar lo que los americanos llaman "el cine del Holocausto".
“Si esto es un hombre” escrita entre 1945 y 47, compone junto con “La tregua” escrita en 1963 y “Los hundidos y los salvados”, de 1986, la Trilogía de Auschwitz, donde Levi narra y, sobre todo, analiza su experiencia en el campo de concentración.
Levi es un hombre de importancia no tanto política como histórica y moral, por su capacidad de observación, respeto a la verdad, preocupación por comunicar, amor por el ser humano y actitud didáctica y exenta de rencor.
El texto que os presento a continuación es parte de esta propuesta elaborada para el alumnado, que intenta relacionar historia, literatura y cine.
La historia ofrece los datos, la documentación, el análisis.
La literatura ofrece la palabra, el marco y el tiempo necesarios para la reflexión.
El cine tiene el poder de la imagen, de la mirada, del impacto, fascinando y atrapando.
19/11/2020 Publicado por Rafi Molina
Primo Levi era hijo de una cultivada familia de clase media judía de Turín que estaba asentada en esta zona desde 1500, tras la expulsión de los judíos de España. En ninguna otra parte de Europa se habían asimilado más los judíos que en Italia, apenas existía antisemitismo.
Su vida transcurre sin sobresaltos hasta el otoño de 1938 cuando Mussolini declaró ilegales los matrimonios mixtos, vetó a los judíos en las universidades y les prohibió poseer determinadas propiedades o detentar cargos en el gobierno. De esta manera la historia entró en su vida. Se diploma en química con honores "Primo Levi, de raza judía", pero no puede encontrar trabajo hasta un año más tarde y cuando entran los nazis huye a las montañas con la intención de unirse a la Resistencia, pero se encuentra con un grupo de partisanos novatos que son apresados en diciembre de 1943. Después de valorar los riesgos de identificarse como partisano, decide confesar que es judío y es internado en el campo de concentración de Fossoli. Un mes más tarde llegan las SS y comenzaron las deportaciones masivas. 650 hombres y mujeres fueron deportados a Auschwitz con él, sólo tres regresaron.
Levi insistió siempre que la supervivencia no tenía una regla general que no fuera llegar sano al campo y entender un poco de alemán, el resto era una cuestión de suerte: su preparación química le posibilita al final de su estancia un puesto en el laboratorio de la I.G.Farben, un albañil italiano, trabajador civil, comparte su ración con él durante meses y, ¿otro golpe de suerte?, contrae la escarlatina cuando el Ejército Rojo avanzaba hacia el campo evitando la evacuación forzosa realizada por los nazis hacia el interior de Alemania, en la que murieron 20.000 prisioneros. Parecería pues, sólo cuestión de suerte, pero leyendo Si esto es un hombre, nos convencemos de que su carácter también debió contribuir: es un libro cuyo rasgo fundamental es la ecuanimidad, donde no hay autocompasión, donde la reflexión de un cerebro científico, pragmático y humano, que busca el porqué de las cosas, nos deja la mejor descripción de la estructura social del campo, al más mínimo detalle, con total precisión, observando lo que es esencial y lo que es accidental en la lucha del ser humano por la vida; de tal manera que la reflexión y la observación se convierten también en factores de supervivencia.
Pese a todo el sufrimiento que refleja, Si esto es un hombre no es un libro triste, es optimista, porque también refleja la felicidad cuando pasa el frío, el placer de las cosas insignificantes, y la esperanza de los escasos momentos con ausencia de dolor.
La Tregua es una crónica picaresca de los meses que Levi estuvo vagabundeando por la Europa del Este y Rusia hasta regresar a su casa. Liberado del campo, fue desplazado en dirección contraria durante meses, de un campo de refugiados a otro. Es una narración alegre, donde refleja cómo disfrutaba de su nueva libertad. Es el tiempo de la recuperación física y de la recuperación del alma, del encuentro con la vida. Había sobrevivido y estaba vivo. No quiere esto decir que la narración sea amable y frívola, cuenta cosas horrorosas sobre el efecto del campo de concentración en los pocos niños que se salvaron, o en una serie de personajes que le acompañan en esta tregua entre la muerte y la vida. Pero el tono es jovial, lúcido y reflexivo, su atmósfera es de júbilo.
Sólo al principio y al final del libro se aleja de este espíritu alegre. En la primera página plasma la vergüenza y la culpa de haber sobrevivido:
"Era la misma vergüenza que conocíamos tan bien, la que nos invadía después de las selecciones, y cada vez que teníamos que asistir o soportar un ultraje: la vergüenza que los alemanes no conocían, la que siente el justo ante la culpa cometida por otro, (...) Un doloroso sentimiento de pudor que nos movía a querer lavar nuestras conciencias y nuestras memorias de la suciedad que había en ellas: y de pena, porque sentíamos que aquello no podía suceder, que nunca ya podría suceder nada tan bueno y tan puro como para borrar nuestro pasado y que las señales de las ofensas se quedarían en nosotros para siempre, en los recuerdos de quienes las vivieron, en los lugares donde sucedieron y en los relatos que haríamos de ellas."
En la última pagina narra un sueño que está dentro de otro sueño, se encuentra con su familia o con sus amigos plácido y distendido, lejos de la tensión y el dolor:
"Y sin embargo experimento una angustia sutil y profunda, la sensación definida de una amenaza que se aproxima.
Y, efectivamente, al ir avanzando el sueño, poco a poco o brutalmente, cada vez de forma diferente, todo cae y se deshace a mi alrededor, el decorado, las paredes, la gente; y la angustia se hace más intensa y más precisa. Todo se ha vuelto un caos: estoy sólo en el centro de una nada gris y turbia, y precisamente sé lo que ello quiere decir, y también se que lo he sabido siempre: estoy otra vez en el lager y nada de lo que había fuera del lager era verdad. El resto era una vacación breve, un engaño de los sentidos, un sueño: la familia, la naturaleza, las flores, la casa. Ahora este sueño interior al otro, el sueño de la paz se ha terminado, y en el sueño exterior, que prosigue gélido, oigo sonar una voz, muy conocida; una sola palabra, que no es imperiosa sino breve y dicha en voz baja. Es la orden del amanecer de Auschwitz, una palabra extranjera, temida y esperada: a levantarse, "Wstawac"."
Y sin embargo a pesar de la angustia y la culpa, en este relato de la vuelta a Italia, de esta "tregua" en Rusia, el estado de ánimo es de júbilo, refleja la reconciliación con la vida y a pesar del recuerdo, del hambre, del frío, es uno de los mejores momentos de su vida "Un paréntesis ilimitado en el tiempo, un don providencial pero único del destino".
La tregua es un libro escrito en 1961, en los años de Kruschev y de Kenedy, de la primera distensión, cuando Si esto es un hombre empezó a tener éxito.
Es un libro más literario, más metódico, con un estilo más elaborado, que refleja una verdad que ha pasado muchos filtros y que se centra en los episodios alegres, exóticos, sobre todo en lo que concierne a los rusos, a quienes observó de cerca y describe con ternura, de forma entrañable. En este sentido el libro refleja también "La Tregua" en el tiempo histórico, cuando todavía los rusos eran aliados, aún no se habían convertido en enemigos y no había empezado la Guerra Fría.
Dice Primo Levi que para él su "tregua" rusa sólo se convirtió en "don" muchos años más tarde, cuando la meditación y la escritura la purificaron de todo dolor.
Hay a mi entender tres temas de fondo en la obra de Primo Levi: en primer lugar la vergüenza y la culpa, la vergüenza del ultraje recibido, que dura siempre, que es incurable, unido a este sentimiento está la culpa de haber sobrevivido cuando muchos millones probablemente mejores que tú han muerto.
El segundo tema es el análisis de lo que llama "la zona gris", la de los prisioneros que en alguna medida han colaborado con las autoridades. Todos los prisioneros recuerdan que las primeras amenazas, insultos y golpes no venían de las SS sino de otros prisioneros.
Y el tercer tema es la memoria, el que más nos interesa a nosotros: memoria manipulada, memoria tergiversada e incluso memoria negada, pero también memoria como testimonio, como obligación moral de dejar constancia de lo ocurrido. Por eso Levi da conferencias, acompaña a niños a Auschwitz y sobre todo escribe.
Primero, después del largo camino de vuelta a casa, de la odisea del regreso de Auschwitz que Primo Levi narra en "La Tregua", empezó a escribir Si esto es un hombre. El libro es una obra maestra de contención, de lucidez, de compasión, lo escribe con prisa para no olvidar, con necesidad:
"Las cosas que había vivido, padecido, me quemaban por dentro. (...) Me sentía más cerca de los muertos que de los vivos, me sentía culpable de ser un hombre, porque los hombres habían construido Auschwitz y Auschwitz había engullido a millones de seres humanos, a muchos amigos personales y a una mujer que estaba muy cerca de mi corazón. Me parecía que me purificaría narrando, (...) narraba con una especie de vértigo, de viva voz o por escrito, hasta tal punto que poco a poco nació un libro: escribiendo recuperaba retazos de paz y volvía a ser un hombre, un hombre entre los demás hombres, ni mártir ni infame ni santo, uno de esos hombres que fundan una familia y que miran tanto hacia el futuro como hacia el pasado"
Levi cuenta en Los hundidos y los salvados la jactancia de los miembros de las SS que se divertían advirtiendo a los prisioneros de que incluso si alguno se salvaba, el mundo nunca podría creer su historia porque
"Aunque alguna prueba llegase a subsistir y aunque alguno llegase a sobrevivir, la gente dirá que los hechos que contáis son demasiado monstruosos para ser creídos: dirá que son exageraciones de la propaganda aliada, y nos creerá a nosotros, que lo negaremos todo, no a vosotros. La historia del Lager, seremos nosotros quien la escriba."
Esta misma idea, contar y que no te crean, aparecía en el sueño de los prisioneros. Este era el gran temor de Levi, que no le creyeran. Por eso dedicó su vida a presentar al mundo la meticulosa evidencia de lo que ocurrió, de lo que unos hombres hicieron a otros hombres. Y se preguntaba
"¿En qué medida el mundo de los campos de concentración ha muerto y ya no regresará? ¿Qué podemos hacer, cada uno de nosotros, en este mundo preñado de amenazas, para anular al menos esta amenaza? "
Este crimen contra los inocentes fue el que le obsesionó, la herida que no podía cicatrizar nunca, porque como escribía su amigo Améry
"Todo aquel que ha sido sometido a la tortura sigue torturado... Todo aquel que ha sufrido tortura nunca jamás podrá encontrar acomodo en el mundo."
Y así el 11 de abril de 1987 la muerte alcanzó a Primo Levi, presuntamente se suicidó tirándose o cayendo por el hueco de la escalera de su casa de Turín. Como en muchos otros supervivientes de los campos, la angustia se había impuesto. El holocausto se había cobrado otra víctima.
Enlace al Centro Internacional de Estudio Primo Levi
Más obra de Primo Levi
Aquí podéis descargaros los siguientes documentos:
La bibliografía y el cine están actualizados hasta 2015, aunque el tema de los Campos, nazis y españoles, es al que he dedicado gran parte de mi vida y estudio, en algún momento hay que frenar un poco porque afecta al ánimo y a la visión de la vida.