Desde que al final del verano de 2008 Elvira Lindo publicó un texto que me encanta, Leer a su lado, lo uso con el alumnado, siempre con el mismo resultado: "¡Ay profesora, qué bonito!". A partir de ahí, hablan y se van identificando con los distintos motivos enumerados para leer. También está expuesto en la biblioteca del centro animando a la lectura.
Siempre que me he puesto en contacto con Elvira para preguntarle o pedirle algo, me ha respondido cercana y afectuosa "a vuelta de correo". Esta vez, amablemente, me ha dado permiso para reproducir e ilustrar su texto.
Hace dos veranos paseando por Bilbao descubrí una escultura preciosa que me cautivó por la aparente sencillez del motivo, la fotografié y después investigué sobre fecha y autor. Hoy he unido ambas cosas. Se trata de la obra Leyendo de Joaquín Lucarini de 1932, que, como veis, muestra a una niña que abandona sus juguetes, muñeca? a su derecha y diábolo a su izquierda, para sumergirse en la lectura.
Tiene una expresión muy bonita, absorbida por el libro, con un gesto abstraído y una cara de concentración sorprendente. Una imagen deliciosa de lo que puede significar Leer.
08/12/2020 Publicado por Rafi Molina
Leer sin ganas. Leer por aburrimiento. Leer para no hacer ruido. Leer para dejar que tu padre duerma la siesta. Leer porque no te dejan poner la tele. Leer porque ya nadie quiere contarte un cuento. Leer porque te han castigado sin salir. Leer porque estás en la cama con fiebre. Leer porque estás solo. Leer porque imitas a tus hermanos mayores. Leer porque lo hace tu madre. Leer libros para niños. Leer novelas que no te dejan leer. Leer hasta que te apagan la luz. Leer sin leer, pensando en otra cosa. Leer en la biblioteca. Leer todos los libros de la biblioteca infantil. Leer porque tu hermana lee en la cama de al lado. Leer libros de Tintín en casa de tu abuelo, reír porque tu tía llora con una novela, llorar porque te da pena el abominable hombre de las nieves. Leer y leer y leer cinco líneas sobre sexo. Leerlas y leerlas una vez más. Leer porque quieres estar solo. Leer porque te sientes solo. Leer porque te crees distinto. Leer para encontrar almas gemelas. Leer aquello que aún no has vivido. Leer para llenarte la cabeza de pájaros. Leer para presumir. Decir que has leído un libro que no has leído. Resumir libros en literatura que no has leído. Sacar buenas notas en literatura haciendo resúmenes de libros que no has leído. Leer para imitar lo que has leído. Leer para fardar. Leer para ligar. Leer para consolarte de un abandono. Leer por falta de planes. Leer por falta de amor. Leer para que no digan. Leer mientras esperas. Leer sentado en el váter. Leer para dormirte. Leer para poder hablar con él. Leer para sorprenderle. Leer por puro gusto. Leer por vaguería. Leer porque no te gustan los deportes. Leer porque no tienes un duro. Leer para olvidar. Leer para recordar. Leer para aprender. Leer, un coñazo impresionante. Leer un libro que no quieres que se acabe. Leer el libro de un amigo. Leer todos los libros de un hombre que te gusta. Leerle el pensamiento. Leer el libro que él está leyendo. Leer el libro que él querrá leer después. Leerle a tu hijo. Leerle hasta que se quede dormido. Leerle hasta que te quedas dormida. Leerle el Tintín que tú leíste. Leerle cuando se muere el abominable hombre de las nieves. Leerle y consolarle luego su llanto inconsolable. Leerle para que aprenda a estar solo. Leerle para volver a vivir la infancia. Leerle por gusto. Ver cómo un hijo lee. Releer. Leer sólo lo que te gusta. Leer sólo aquello que te emocione. Leer por amor. Leer a su lado.
* Artículo publicado originalmente en mayo de 2011 en el nº 3 de la revista Websanta del IES La Fuensanta. Córdoba.
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